DONDE LAS ORILLAS SE TOCAN POR DEBAJO DEL AGUA

CANDELA PIETROPAOLO

YUYAL, RESISTENCIA, CHACO

DEL 10 octubre AL 13 diciembre, 2025

Curaduría: Silvia Gurfein

CATALOGO

DONDE
LAS ORILLAS
SE TOCAN
POR DEBAJO
DEL AGUA

CANDELA
PIETROPAOLO

 

Curaduría SILVIA GURFEIN

Apertura
VIERNES 10.10.2025 · 21HS.

 

PALABRAS AL RÍO

 

Aprendí que en mi interior soy igual que el caracol, soy igual que el perro, soy
igual que las plantas y soy igual que las estrellas.
Juan Grela G. Dentro de uno está el universo.

 

Gente del agua
Hace un buen tiempo empecé a acercarme al trabajo de Candela Pietropaolo, a su modo de ver el mundo y de pensar su obra. Las formas de abordar sus temas, su manera de investigar, los procedimientos a los que recurre en su quehacer artístico son variados y muy ricos, pero en cada una de estas operaciones estará presente el río. Luego de cada conversación con ella y al verla desplegar sus ideas supe que se trataba de una verdadera artista situada, un concepto algo problemático, que insiste en aparecer y organizar algún sentido en estos días, pero que en este caso por fin sentí que aplicaba orgánicamente.
Una artista conectada con su lugar y ubicada en su territorio. Alguien que piensa y crea desde un arraigo específico. Y a través de esa conexión cabal e ineludible logra vincularse con todos. Dije arraigo, pero esas raíces no están en la tierra, me digo, están en el agua. Y no en cualquier agua, sino en esa masa marrón dorado que es nuestro Río Paraná. Un ente vivo, poderoso y bello, que tiene su propio lenguaje.
Candela nació y vive en un Sitio Ramsar, es decir un humedal de importancia internacional, una denominación devenida de un tratado para la conservación de la diversidad biológica y el uso racional de estos ecosistemas. Si pensamos citadinamente hablamos de la ciudad de Reconquista, pero pensando en otra manera de lo geográfico, sabemos que este sitio nace en el río y abarca parte de la ciudad. La zona se denomina Jaaukanigás y significa gente del agua en lengua abipón, que es el pueblo originario de estas tierras. Este humedal justamente nace en el centro del río, donde se tocan las orillas por debajo del agua.

 

Estoy aquí
Fui a una escuela primaria Waldorf, lo que significan un montón de cosas que no vienen al caso, pero una que sí: cada mañana el día escolar comenzaba con una ronda en la que decíamos Yo estoy aquí y cada palabra era acompañada con un movimiento que emulaba de alguna forma esa palabra, una señalética del movimiento. Una manera de escribir con el cuerpo una palabra, de tener un alfabeto corporal. Y una afirmación de presencia en el lugar y en el tiempo.
En su relación con el río, podríamos pensar a Candela operando como una intérprete, es decir, una persona que se dedica a traducir de una lengua a otra. A diferencia de un clásico traductor, que trabaja con el lenguaje escrito, una intérprete trabaja con el lenguaje oral o de señas, realizando su labor en tiempo real, transmite mensajes verbales en vivo. Está en estado presente.
Como dice Fabio Morábito (*), a los traductores simultáneos la rapidez con que vierten palabras de uno a otro idioma los hace estar más atento a la solvencia discursiva que a la consistencia de fondo. Una comprensión a vuelo de pájaro. Y agrega, que al acercarse a un poema desde esa misma actitud quedamos apresados por el engarce de un verso con otro, hechizados por alguna imagen que deseamos sustraer al poema mismo y entonces el propio significado del poema se desvanece y queda el puro sonido, el ritmo, el poema como un rezo o un conjuro, intraducible ya…
Desde esa comprensión intento escribir sobre estos tráficos, sobre este alfabeto que la artista ha creado, sobre estas banderas y estas divisas que se exponen y nos convocan hoy aquí. Le pregunto entonces al diccionario qué es divisar y me responde: Ver, percibir confusamente o a distancia un objeto: ya se divisa la orilla, me da como ejemplo del uso de esa palabra. Bien, me digo, estamos navegando por buen rumbo.

 

Divisar
Tomando como referencia el alfabeto náutico, el código internacional de señales marítimas y la historia de las banderas náuticas, Candela Pietropaolo diseña un alfabeto visual fluvial. Este abecedario tiene los colores del río Paraná, una paleta que viene observando y con la que viene trabajando desde hace años en otros grupos de obra. Mira atentamente el río, registra sus movimientos y su temperatura, observa su paleta, sus colores. Candela ha acopiado un archivo de esa investigación que contiene más de 400 colores que registran esa dinámica efímera en la que el río altera su imagen según los cambios del entorno.
Además de aquel código, inventa otro, muy específico para las necesidades de los pobladores de las riberas o para quienes estén de paso por allí. Las Banderas de playa son las que, en forma de signos gráficos, nos advierten de algunos fenómenos y situaciones habituales en el movimiento perpetuo del río y su atmósfera circundante. Algunas de ellas indican Bancos de arena, Zona de remansos o Creciente. Otras avisan de Presencia de fauna, de la contaminación del río o de la amenaza de Tormenta. Así, todos los eventos que la artista considera que requieren algún tipo de notificación pública, estarán inventariados y plasmados en estas banderas.
Crea entonces una suerte de sistema de comunicación posible. Tal vez quiera hacer hablar al río. O mejor, conversar con él. Piensa un alfabeto accesible para que cualquiera pueda interpretarlo, a vuelo de pájaro…
La historia de las banderas, las náuticas y de las otras, merece una investigación, que aliento al lector a buscar, pero diré en todo caso que la bandera náutica es una forma popular de intercambio de mensajes que comienza con los primeros navegantes y va mutando y desarrollándose como método de comunicación y también como señal identitaria. Aún hoy, con los avances de la tecnología, sigue siendo una herramienta directa y muy útil entre los navegantes.

 

El río suena
Pero esta señalética es, sobre todo, poesía, no es necesariamente funcional, es una forma de seguir insistiendo con la tarea imposible. Estar junto al río, escucharlo, oír sus cantos, traer a la memoria sus poemas, ver sus señales, interpretarlo, ese es su monumental intento. Quiere aproximarlo a nuestra experiencia terrestre, traducirlo de alguna forma. Pero traducir es siempre aceptar una pérdida. En el movimiento entre lengua y lengua, bruma volátil se dispersa, flota y se deposita en otro territorio.
Y porque el río ha dado música, canciones y literatura significativas para nuestra cultura, Candela cita este repertorio y lo devuelve a su caudal original. Trae a este espacio visual reminiscencias de Jorge Fandermole, Ramón Ayala o Rosario Bléfari. Cita a Pedro Mairal, Pauline Fondevila o Rebecca Solnit. En esos estandartes podremos ver-leer “Remontando río arriba”, “Suave danza en el corazón”, “Donde las orillas se tocan por debajo del agua”, “Este paisaje no te olvida”.

 

Este paisaje no te olvida
Quienes habitan a la vera del río, en sus riberas, en sus orillas, saben de su potencia, de su bondad y también de su intensidad y vehemencia. Casas que se desmembran, riberas que se deshacen, costas que se derrumban. El río avanza y retrocede, define su propia geografía. Las ausencias también se verán en la pintura de Pietropaolo. Sustraer de la pintura es una forma de actuar como el río comiendo las costas. La artista se fusiona con él y adopta su proceder. Para ella, el río también será un espejo.
El paisaje “inconcluso” es el verdadero paisaje, uno que irá siendo modelado por el entorno. El paisaje no conoce los límites burocráticos, las continuidades y las interrupciones son de otro orden que no es el jurisdiccional.
En este paisaje que, como continuidad del gesto artístico, es la exposición misma, vemos otro paisaje que es un cartel y un cartel en medio del paisaje que nos dice No nos abandones.
Sigo aquí.

 

Frontera móvil
El río conecta, es una continuidad fluida, en movimiento, pero una continuidad (¿molecular?) y es también una suerte de sistema de venas y arterias de una región. O quizás un sistema nervioso líquido.
Los territorios del litoral comparten algo de su vegetación y fauna, también la humedad y el calor y al mismo tiempo cada zona tiene su singularidad. El río mismo muta y se contamina del ambiente, cambia según la luz, la estación, refleja su alrededor. Se muestra distinto a la sombra que al mediodía, cambia su tono con el viento o con la lluvia…El río es un artista situado. También es la perfecta alegoría del tiempo y la impermanencia. Heráclito, dirá a finales del siglo VI A.C., que nunca se cruza dos veces el mismo río y desarrollará sus ideas sobre el cambio constante.
Candela me dice: el río que yo veo, ya pasó por Resistencia, el agua que toco, ya tocó esa otra orilla al norte. Y más al norte también.
Y dice también: lo pinto porque quiero llevar el Paraná conmigo a todas partes.
¿Qué lleva en su caudal? ¿Qué recoge en cada costa y transporta a otra orilla?
¿Dónde termina el agua y empieza el terreno? ¿Es una frontera móvil? ¿Qué es una orilla? Un borde, un canto, un margen, una ribera, un límite, un extremo, una arista.

 

Orillas
Una orilla es el límite entre dos mundos o estados, un lugar de encuentro entre lo familiar y lo desconocido, lo consciente y lo inconsciente. Es un lugar de pasaje, de transición.
Dos lenguajes se ponen en contacto, dos orillas se tocan bajo el agua. Pinturas, banderas, carteles, serán algunas de las formas en que ese toque imposible se exprese.
Por la opacidad de sus aguas no vemos el contacto subacuático entre esas dos orillas.
¡Qué bello misterio ocurre en tus profundidades río Paraná! Táctil es la experiencia de nadar en tu elemento. Dorada es la sensación de navegarte. Bello es verte ir y venir llevando vida.
¡Valiente es quien se sumerge en tus aguas marrones y confía en algo más que la vista!

 

Silvia Gurfein
Octubre de 2025
(*)Fabio Morábito (2014), El idioma materno

DONDE LAS ORILLAS SE TOCAN POR DEBAJO DEL AGUA

CANDELA PIETROPAOLO

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DEL 10 octubre AL 13 diciembre, 2025

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