El viernes 21 de marzo de 2025, a las 20.30, se inaugura la exposición “Paciencia infinita” de Andrés Paredes en el Museo de Bellas Artes “René Brusau” -Marcelo T. de Alvear 90-. El artista misionero, de reconocida trayectoria nacional e internacional, presenta una muestra que reúne pinturas, esculturas e instalación. Esta es la tercera vez que el prestigioso artista visita Resistencia: la primera fue en el Espacio de Arte de Radio Libertad (2006), luego presentó Exuvia en el MuBA (2014) y ahora completa un ciclo en Chaco.
Marcela Bernardi -directora del museo- precisó: “Inauguramos la temporada con Andrés Paredes, uno de los artistas contemporáneos argentinos de mayor trascendencia y con una prolífica producción que podrá apreciarse durante varios meses en Resistencia”. Además, agregó: “Trabajamos con una agenda de propuestas que nos acercarán el panorama local y regional pero también con un marcado protagonismo de la escena artística nacional”.
LA MUESTRA
PACIENCIA INFINITA propone un recorrido por diferentes trabajos del artista, pinturas, calados, esculturas, grandes insectos, pero también pone en foco las últimas producciones de Andrés Paredes. La sala principal tendrá producciones inéditas -pinturas, acuarelas y una instalación inmersiva-, la sala hall propone un laboratorio como centro experimental y, por último, en la propia entrada habrá una nube de mariposas que dialogan con las producciones más laboriosas de papel calado.
Gustavo Insaurralde -curador de la muestra- escribe: “El artista posee un corpus de obra tan potente como fecundo. Se expresa en diversos formatos que elige con acierto y recurre a sugerentes materialidades que demuestra dominar con la precisión de un químico y la delicadeza de un poeta. Andrés Paredes tiene un discurso visual signado por un magnetismo tenaz y sutil, definido por metáforas elocuentes que logran alumbrar la sordidez del mundo. Sus obras son un respiro, nos hacen peregrinar en el sentido más literal de recorrer un trayecto donde se une lo físico y lo espiritual. Así, aparecen maderas y papeles calados hasta el límite de su integridad creando un paisaje inconmensurable que además de enigmático tiene la virtud de perpetuarse en una ensoñación que se siente como renacer permanentemente frente a la hostilidad de un territorio herido. Sus pinturas -tan sugerentes como inquietantes- dominadas siempre por una belleza estridente, necesaria y urgente donde se revela aquello que nos habita y la permanencia de la vida como un trabajo cíclico que se fortalece a sí mismo en la tenacidad de su obsesión”.